La mayoría de las veces, no basta con tener un producto excelente y un buen marketing. Algunos clientes necesitan tener un vínculo afectivo con la empresa, necesitan un rostro, un nombre y una voz que la represente. El cliente no compra a un sistema, sino a personas iguales a él.
El marketing favorece la primera compra, pero solo el vínculo afectivo con la marca promoverá la fidelización del cliente. Muchos empresarios tienen un vasto conocimiento sobre su producto, administración y otros conocimientos necesarios para el mantenimiento de la empresa, pero les falta sensibilidad para construir vínculo con el cliente.
¡Lo que el cliente realmente quiere!
El cliente busca su atención, quiere ser escuchado. En muchos casos, será necesario escuchar sobre temas que no están directamente relacionados con su producto, pero que son necesarios para que el cliente construya un vínculo con el vendedor. Así, temas como familia, humor y clima pueden aparecer durante la venta.
Tolerar aprender a sacar provecho de esto es lo más inteligente que se puede hacer. Déjelo hablar, escúchelo con atención e interés, comente sobre lo que le ha dicho para que pueda conocer un poco de esta persona que está representando a la empresa. Si es apropiado, cuente algo sobre usted también.
Esto es importante para que el cliente se familiarice con la empresa y también se sienta a gusto para expresar sus dificultades e insatisfacciones. Al expresarlas al vendedor, este puede tomar medidas para que el problema se resuelva, además de evitar que el cliente lleve sus críticas fuera de la empresa y dañe su reputación.
No haga esto como alguien maquiavélico, sea honesto, permítase conocer a su cliente y aprender de él. Tenga sensibilidad para entender lo que el cliente espera de su empresa. Porque preocuparse por las personas debe ser una característica básica de quien trabaja con el público. Ganará más que dinero, ganará experiencias, conocimientos e incluso amigos.