Todo vendedor sabe que un solo desliz es suficiente para que el cliente desista de la compra y además hable mal de la empresa por donde vaya. Por más que tenga técnicas y siga un embudo de ventas, es necesario tener una habilidad de socialización inteligente, con sensibilidad para comunicarse y crear vínculos con el cliente. Pensando en esto, vea algunos comportamientos para nunca repetir con sus clientes.
No escuchar al cliente
Algunos vendedores hablan demasiado, impidiendo que el cliente tenga espacio para expresarse y aclarar sus dudas. La venta se convierte en un monólogo. Esto evidencia que el vendedor está inseguro y quiere controlar toda la situación para no perder el hilo. El cliente podrá salir de esta conversación sintiéndose irrespetado y difícilmente buscará nuevamente a este vendedor, al fin y al cabo, no se construyó ninguna relación de confianza.
Presionarlo para comprar
En momentos de crisis es común ver vendedores presionando al público para que les compren. Esta presión se hace evidente en la prisa que se transmite, es como si el vendedor pensara que si el cliente tiene tiempo para pensar, no comprará. Esto solo aumenta el sentimiento de desconfianza del cliente. Con este comportamiento, el vendedor muestra que tiene más interés en vender que en resolver el problema del cliente.
Pasar información incompleta
Cuanta más información práctica transmita el vendedor, mejor, muestra que tiene conocimiento sobre el producto y eso deja al cliente más seguro de su transparencia y honestidad. Por ejemplo: una vendedora de ropa puede hablar solo sobre modelos y colores, viendo qué le queda mejor al cliente, pero si conoce el tejido, la marca y el talle, el cliente se sentirá más seguro al comprarle.
Romantizar demasiado el producto
La falta de conocimiento e información dejará un vacío que será llenado por la romantización del producto o servicio. Esta es una tentativa de seducir al cliente para que compre, sin embargo, su exageración le da la percepción de ser una publicidad engañosa. Utilizar emociones para realizar la venta es muy importante, pero la emoción debe ser como el condimento, no como el plato principal. Generalmente este vendedor evita al máximo hablar de las características negativas del producto y puede incluso omitir información importante, dejando al cliente muy insatisfecho.
Hablar mal del competidor
Esta es una actitud que revela cuán pequeño es este vendedor. Quien habla mal del competidor muestra que está más preocupado por el jardín del vecino que por regar el suyo propio. Es un comportamiento que revela una postura victimista y poco responsable. Así, difícilmente un cliente confiará en este vendedor.
Quejarse de las ventas
¿Alguna vez ha entrado en un establecimiento donde el vendedor estaba quejándose de que estaba vendiendo poco o de que la crisis lo estaba afectando demasiado? Esta queja, por más genuina que pueda ser en ese momento, se está haciendo frente a las personas equivocadas. El vendedor que hace esto, incentiva al cliente a comprar por lástima, no porque realmente se haya interesado por el producto o confíe en su trabajo.
Además, las emociones que el cliente siente en su tienda pueden determinar si regresará o no. Cuando se hacen estas quejas, se transfieren emociones de desesperanza y desaliento, nada atractivas.
Tardar en responder al cliente
El cliente tiene su propio momento de interés en comprar. Por eso, cuando él busca, es muy importante responder con prontitud y agilidad. Incluso si parece ser solo un cliente o si el producto a comprar no hace mucha diferencia en el presupuesto de la empresa, es necesario recordar que un cliente tiene mucho más que ofrecer que dinero. Puede colaborar con la reputación de la empresa y recomendarla a otras personas.